Si que el espíritu de nuestra casera, la Isa, no fuera bastante locura, tenemos más...
Una puerta que se abre sola, una estantería que por mucho que gires vuelve al estado que le da la gana y una lavadora que quiere atacarnos.
A todo esto sigue siendo superior la tos del vecino durante toda la noche, las peleas extrañas de la vecina de al lado, y por supuesto el niño de la flauta del bloque de enfrente.
Así es The Isa's house
una casa no es una casa de verdad si desde ella no se escucha a ningun niño porculero con una flauta
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